lunes, 23 de marzo de 2009

Pancho y yo...

Se había juntado con Rosa, una mujer de prominentes carnes y que era custodia del Reclusorio Norte, tenía dos hijos que no eran de el, eso era lo que nos contaba el Pancho, un ruco morenón de 45 años que siempre traía una gorra de los Bulls, playera deslavada y jeans, eso si, siempre andaba hasta el culo de marihuano.

No trabajaba, se la pasaba todo el día sacando lana de hacer trabajos de jardinería, no cortaba nuestro pasto porque mi señora madre siempre me ponía a mi, para lo cual aprovechaba para sacar una bocina y poner a todo volumen a Black Sabbath, el buen Panchito se acercaba y me decía "A webo, esos son de mis tiempos" y con un deplorable -o al menos más que el mío- se ponía a corear Paranoid.

Su vida se le iba con otros dos malandrines, el Gastón y otro cabrón que nunca supe como se llamaba pero que nos sirvió de ejemplo que ponerse pacheco desde las 11 de la mañana y quedarse dormido sin camisa en pleno sol es poco ortodoxo.

En algunas ocasiones me encontraba al Pancho llegando de trabajar y siempre me platicaba alguna anecdota jocosa y me decía que era mejor ponerse motorolo que pedón, que eso ocasionaba más accidentes de tránsito. Inclusive una ocasión, llegué hasta mi madre de pedo, de esas veces que lejos de perder la elocuencia, pierdes el habla, tapado como estaba vio bajarme del taxi y con pedos abrir la puerta de la unidad, el se ofreció a llevarme a la puerta del edificio, le di mi cartera íntegra y le dije que yo me mochaba la peda esa noche, tristemente, era una noche de enero y acababa de cobrar, traía al menos 1200 varos.

Al otro día, me regresó la cartera, honradamente me dijo que había tomado cien varos para comprar un guato de hierba, que después me los regresaría... A la semana, se descompuso un carro en la colonia y junto a su pandilla, decidieron empujarlo pero hasta el culo de pasado como solo pocos pueden estar, no midió su fuerza y le dio un ataque cardiaco, o al menos eso dijeron los vecinos que fueron a verlo y a ponerle una veladora... Su concubina, Rosa, fue a pagarme mis cien pesos a la semana pero preferí cederlos para el entierro de un buen compa. (Y PACHECO COMO POCOS)

1 comentarios:

Josué dijo...

ssssssssss que buena anecdota, esos son los personajes que uno recuerda.

Tons que con lo del salon corona, no ma que se arme para ver lo del retorno de gorezine V1.15 no?